Este mensaje pintado en la pared de un parque de Zaragoza va dirigido a un niño, con la intención de que pase lo que pase, no pierda nunca su sonrisa. Pero vamos a darle la vuelta. Es tan positivo el mensaje, que nos lo deberíamos aplicar todos y todas. Los problemas vienen alguna vez en cada una de nuestras vidas, lo sabemos, así que nos toca aprender a conllevarlos.
No siempre es fácil sonreír, es cierto, muchas veces hay importantes problemas en la vida y resulta complicado adoptar la postura —que incluso nos parece falsa— de poner buena cara. En nuestra cultura casi nos vemos obligados a tener que poner cara triste y de circunstancia si tenemos problemas. Se los tenemos que ir contando a los demás con nuestro rostro. Y eso es un error que nos afecta en nuestras tristeza y sobre todo en nuestra capacidad para poder encontrar soluciones.
Pero en realidad no es ni falsa ni mucho menos negativa poner una cara positiva ante los problemas. Se ha demostrado que encarar los problemas con una actitud positiva es el mejor camino para vencer los problemas.
Seamos positivistas, seamos capaces de poner algo de filosofía relativista ante los problemas, y luchemos contra ellos para resolverlos.
Prohibido rendirse, y prohibido poner caras de derrota. Por eso está demostrado que ser positivo es sinónimo de lograr vencerlos, o al menos de saber admitirlos y aprender de ellos.