Sí, si, en tu propia ciudad hay vallas, restaurantes, bares y zonas de reunión a las que no puedes acceder, lugares con otros tipos de vida que desconoces y que cuidan mucho de que tú no entres si no eres invitado.
¿Crees que esas vallas, altas también y con guardias de seguridad, son menos importantes que la de México o Melilla? Pues son las mismas, del mismo tipo, para los mismos objetivos. Vallas que separan personas con diferentes economías.
Dentro de esos espacios vallados hay personas de todas las razas, colores o religiones. Pero todos son muy similares en las cuentas del banco. Y muy diferentes a las tuyas. Por eso no te dejan entrar.