Las universidades se han dado cuenta de la importancia de enseñar a sus alumnos cómo montar una empresa, cómo defender un proyecto empresarial, cómo emprender, e incorporan planes para fomentar el espíritu emprendedor entre los jóvenes universitarios con irregulares resultados según carreras universitarias. Pero aun con estos intentos que van en aumento, solo el 10% de los alumnos universitarios sí contemplan esta opción, mientras que el 90% restante no piensan en seriedad en la creación de una empresa como salida para su carrera profesional. Incluso la mayoría del tipo de empresas que crean los universitarios al acabar sus carreras, son para actividades relacionadas con los sectores tecnológicos y de comunicación.
Hay que potenciar estas enseñanzas entre los jóvenes mejor preparados, dotando de proyectos de incubadoras públicas de empresas que sirvan para asesoramiento y práctica de microempresas que les permitan conocer más proyectos y muy diversos, para que se abran más al emprendimiento. El primer paso, la creación de ideas factibles de ser emprendidas para convertirse en empresas si que están aumentando, lo que garantiza al menos un creciente deseo de buscar alternativas de empleo, que pasen por el autoempleo.
Algunos ayuntamiento están trabajando estas opciones, pero sería deseable que fuera el propio gobierno de cada autonomía, o incluso el Ministerio de Trabajo o las Cámaras de Comercio las que institucionalizaran estas prácticas de viveros de microempresas, de incubadoras de nuevas ideas, para facilitar los primeros pasos.