La pandemia de COVID-19 nos ha dejado de momento dos heridas importantes en nuestra salud colectiva. Una es la Covid Persistente, y la otra es un notable aumento de los problemas de Salud Mental en sus diversos grados.
El tercer bloque de graves consecuencias, más en España, ha sido darnos cuenta de que nuestro Sistema de Salud era débil y que tras la pandemia y por diversos motivos, es mucho más débil, con serios problemas que ya existían y que ahora los estamos viendo en toda su crudeza.
La falta de profesionales en la Sanidad española, pero sobre todo la mala distribución de estos profesionales médicos y de enfermería, nos ha llevado a una situación que incluso va a empeorar.
Y una de las especialidades en donde más estamos viendo el problema es en Salud Mental, pues ya veníamos de un número de profesionales inferiores a los que se necesitan, y asistimos a un aumento de la demanda imposible de responder.
Durante excesivos años en la Salud Mental se ha intentado responder con medicación casi exclusivamente, ante la falta de horas de consulta disponible para atender a los pacientes.
Y eso tiene, dentro de la herramienta para controlar los problemas, una serie de nuevos problemas si no se suma a un necesario control médico profesional.
Los datos son recurrentes. Según las últimas encuestas:
El 85% de los españoles reconoce haber experimentado problemas emocionales en los dos últimos años.
Se pueden dividir más o menos en:
61% estrés
55% tristeza
52% nerviosismo no habitual o normal
Pero si vamos mas profundamente, detectan en la encuesta que:
65% creen tener alguna enfermedad mental en distintos grados
46% trastornos de ansiedad
40% problemas de somnolencia
19% problemas de depresión en distinto grado
Pero lo curioso es que de todos estos problemas de diferente importancia o intensidad, de distinta duración, solo el 25% reconoce haberse planteado solicitar ayuda a profesionales en Salud Mental. Y de todos ellos, solo el 12,5% dicen haberlo realizado. Estos datos son tremendos. Estamos hablando de que poco más del 6% acude a solicitar ayuda en años de un gran crecimiento por problemas como la pandemia.
Las farmacias se plantean si su labor en estos temas puede ser más activo, no tanto en simplemente ser los vendedores de química, como en el trabajo de aconsejar, desviar hacia sus médicos, tratar inicialmente los problemas, para darles un camino de respuesta.
La farmacia es la primera puerta de entrada de muchas personas ante los problemas de salud, y muchas veces sus opiniones y consejos, sobre todo en periodos de saturación en Atención Primaria, debe ser importante y profesional.