Muchas veces nos afanamos en comprar a nuestros hijos juguetes caros, anunciados, nuevos, creyendo que son la solución a no sabemos qué necesidades de nuestros hijos. Y nos olvidamos de los juguetes básicos, de los que se pueden romper, pintar, deformar, transformar en otras cosas, en otros juguetes.
El cartón es un elemento de juego no estructurado que puede ser transformado según el propio deseo del niño, sus inquietudes e intereses. El cartón es sencillo y abierto, flexible y polivalente, con un color neutro, suave que permite que prime la imaginación del niño. Y es muy barato.
Una caja de carton puede no ser nada y serlo todo. Puede pasar a ser un coche, un autobús, una casa, una cama... según las motivaciones de cada niño y su momento evolutivo de desarrollo, las cajas pueden adquirir un papel u otro para el juego, liberando así, la imaginación de los niños, sin frenos, pero, importante, con un adulto que acompaña el juego con cartón, bajo una mirada de respeto y valorando lo que surja, sin expectativas, a la escucha, observando.
Una caja de carton puede no ser nada y serlo todo. Puede pasar a ser un coche, un autobús, una casa, una cama... según las motivaciones de cada niño y su momento evolutivo de desarrollo, las cajas pueden adquirir un papel u otro para el juego, liberando así, la imaginación de los niños, sin frenos, pero, importante, con un adulto que acompaña el juego con cartón, bajo una mirada de respeto y valorando lo que surja, sin expectativas, a la escucha, observando.
En las Asociaciones que se trabaja para la detección y tratamiento de las dificultades que a veces tienen los niños y niñas en su desarrollo, sabemos de la plasticidad de los juegos que ellos mismos pueden transformar en otros juegos. Para un niño un juego es sobre todo aquello con los que se puede comunicar con sus manos, con sus deseos de aprender a transformar.